Larry Holmes, ex campeón de los pesos pesados, ha admitido que se arrepiente de haber salido de su retiro para enfrentarse a Mike Tyson en 1988. Holmes compartió sus pensamientos en una reciente entrevista con The Telegraph, revelando que el dinero fue la principal razón por la que aceptó el combate.
Holmes, conocido como "El Asesino de Easton", volvió al cuadrilátero tras una pausa de dos años para enfrentarse a la estrella en ciernes Tyson. Por aquel entonces, "Iron" Mike estaba arrasando en la división de los pesos pesados. Había ganado por KO sus 19 primeros combates profesionales a principios de la década de 1980 y se convirtió en el campeón mundial de los pesos pesados más joven, con sólo 20 años, al vencer a Trevor Berbick por el título del CMB en noviembre de 1986.
En agosto de 1987, con sólo 21 años, Tyson había añadido a su colección los cinturones de la AMB y la FIB, convirtiéndose en campeón indiscutible tras derrotar a Tony Tucker. Con su increíble poder de noqueo, Tyson se estaba convirtiendo rápidamente en uno de los púgiles más temidos de la historia del boxeo.
Holmes reflexionó sobre su decisión de enfrentarse al joven campeón:
"No debería haber salido de mi retiro contra él. Peleé contra Mike Tyson y perdí. Me detuvo. Tyson sabía pegar, no puedes quitarle eso".
El combate terminó con Holmes noqueado en el cuarto asalto. Cuando se le preguntó por su motivación para aceptar el combate, Holmes fue sincero:
"Dinero, era el dinero".
A pesar de la derrota, Holmes cree que el resultado habría sido diferente si se hubieran enfrentado antes en su carrera:
"Se ponía delante de ti, intentaba empujarte contra las cuerdas, pero no habría podido hacerme eso en mi mejor momento. Le habría vencido".
Después del combate contra Tyson, Holmes siguió boxeando de forma intermitente hasta 2002. Tuvo dos oportunidades más de conquistar el título mundial, retando a Evander Holyfield y Oliver McCall, pero se quedó corto en ambas ocasiones.
El combate Tyson-Holmes sigue siendo un momento importante en la historia del boxeo, que marcó un cambio de guardia en la división de los pesos pesados. Aunque Holmes se arrepiente de haber aceptado el combate cuando ya había pasado su mejor momento, sirve como recordatorio de las difíciles decisiones a las que a menudo se enfrentan los boxeadores a la hora de equilibrar su legado con las oportunidades económicas.