El combate dio un giro inesperado en el noveno asalto, cuando Davis hincó la rodilla alegando que le había entrado grasa en los ojos. El árbitro Steve Willis no lo contabilizó como derribo, lo que provocó la indignación de los aficionados y de otros púgiles.
Terence Crawford expresó su sorpresa en las redes sociales:
"Nunca había visto a alguien dar un rodillazo y no lo cuentan como derribo".
Claressa Shields también cuestionó por qué el árbitro no lo marcó en contra de Davis.
En su entrevista posterior al combate, Davis explicó:
"Me acabo de peinar hace dos días, y me puso grasa [en el pelo]"
Dijo que la grasa se mezcló con el sudor y le nubló la vista. Sin embargo, su peluquera rápidamente contradijo esta afirmación en un post de Instagram ahora borrado:
"Le peiné el MIÉRCOLES. ¡Es SÁBADO! Hizo prensa, gimnasio y pesaje. Eso no es excusa. ¿Cuánta grasa usé, maldición?".
El incidente suscitó dudas sobre la reglamentación del boxeo. Tanto la British Boxing Board of Control (BBBC) como la Association of Boxing Commissions (ABC) sólo permiten una pequeña cantidad de vaselina en la cara de un púgil. Prohíben el exceso de aceite, grasa o lubricantes. La ABC también exige que el pelo largo se sujete con materiales suaves y no abrasivos si puede interferir en el combate.
La Comisión Atlética del Estado de Nueva York (NYSAC) investigará el incidente. Podrían anular el empate si determinan que Davis tenía una ventaja injusta o si el árbitro cometió un error.
Antes del combate, muchos esperaban que Davis dominara con su poder de nocaut y su estilo agresivo. Roach, el perdedor, sorprendió a todos con una clase magistral de estrategia, demostrando que Davis no era intocable.
Ambos púgiles han insinuado una revancha. Davis quiere "recuperarse", mientras que Roach se siente privado de la victoria. Pase lo que pase, es probable que este polémico empate cambie la forma en que la gente ve a ambos púgiles y cómo se regulan los productos capilares en el boxeo.