La carrera boxística de Foreman fue como una montaña rusa. Empezó con fuerza, convirtiéndose en campeón indiscutible de los pesos pesados y golpeando a tipos como Joe Frazier, Ken Norton y Ron Lyle. Pero después de que Jimmy Young le sorprendiera en 1977, Foreman se alejó de los cuadriláteros durante una década.
Problemas de dinero le trajeron de vuelta en 1987. Y ¡vaya si volvió con ganas de venganza! En 1994, a los 45 años, noqueó a Michael Moorer y se convirtió en el campeón de los pesos pesados de más edad de la historia. Parecía sacado de una película.
Pero entonces llegó la situación de Tony Tucker. La AMB quería que Foreman peleara con Tucker, y Foreman no lo aceptó. Hablando con la Oxford Union, lo contó todo:
"Trataron de obligarme a pelear con Tony Tucker después de vencer a Michael Moorer y recuerdo mirar a Tony Tucker y decir 'mamá no crió a ningún tonto'. No voy a pelear con él, y se llevaron los títulos. Hay gente con la que no voy a pelear. Esa es la buena razón, yo no quería pelear con él. Demasiado duro. Tengo que decir la verdad".
Tucker, conocido como "TNT", no era fácil de convencer. Había ostentado el título de los pesos pesados de la IBF (aunque sólo durante 64 días) y había llegado hasta el final con Mike Tyson. Se había disputado la corona de los pesos pesados en múltiples ocasiones, perdiendo ante grandes nombres como Lennox Lewis, Bruce Seldon y Herbie Hide.
Foreman, con 76 victorias y 68 nocauts, decidió que la discreción era la mejor parte del valor. Renunció al cinturón antes que enfrentarse a Tucker. No es frecuente oír a un boxeador admitir que esquivó a alguien, pero la honestidad de Foreman es refrescante.
Esta historia demuestra que incluso los boxeadores más duros a veces deciden que no vale la pena arriesgarse. Foreman ya había hecho historia como el campeón de los pesos pesados de más edad. Quizá pensó que ya no tenía nada que demostrar.