Holmes, conocido como "El Asesino de Easton" por su potente jab, ostentó los títulos de la revista Ring y el lineal de 1980 a 1985. También se hizo con el primer cinturón de la FIB. A lo largo de su carrera, Holmes derrotó a grandes nombres como Ken Norton, Gerry Cooney e incluso al propio Ali, aunque éste ya había pasado su mejor momento.
Al hablar de la salud de Ali, Holmes se centró en el combate de 1977 entre Ali y Earnie Shavers. Ali ganó aquel combate a los puntos y recuperó su título mundial, pero Holmes cree que le costó caro.
En la entrevista con Boxing TV, Holmes dijo:
"Muhammad Ali peleó con Earnie Shavers. Estaba bien hasta que peleó con Earnie Shaves, y cuando Earnie empezó a golpearle en la cabeza, Ali se puso un poco así. Y culpo a Earnie Shavers por ello".
Holmes no se detuvo ahí. Añadió:
"No debería pero lo hago. Le dije que si no le hubiera pegado así estaría dando vueltas, yendo un poco a los puñetazos. Earnie le golpeó y le hizo daño muchas veces. Dejó fuera de combate a Muhammad".
Shavers tenía fama de ser uno de los pegadores más duros de la historia de los pesos pesados. Curiosamente, el propio Shavers dijo que Holmes era el rival más duro al que se había enfrentado.
Después de la pelea con Shavers, la carrera de Ali entró en declive. Perdió contra Leon Spinks, y luego ganó la revancha. Pero luego perdió contra el propio Holmes, la única vez que le pararon en su carrera. El último combate de Ali fue una derrota por puntos ante Trevor Berbick.
Para entonces, la gente estaba disgustada de que Ali siguiera luchando. Era evidente que tenía problemas de salud, que más tarde resultaron ser la enfermedad de Parkinson. Ali, considerado el mejor peso pesado de la historia, falleció en 2016 a causa de una infección.
Las palabras de Holmes arrojan luz sobre la dura realidad del boxeo y los efectos a largo plazo que puede tener en la salud de los púgiles. Es un recordatorio de los riesgos que corren estos deportistas cada vez que suben al ring.