Muhammad Ali pensaba que solo había un luchador en la historia del boxeo que podría estar a su lado como el más grande de todos los tiempos: Joe Frazier.
Ali, el gran ícono de los pesos pesados, hizo esta audaz declaración después de su tercera y última pelea con Frazier en octubre de 1975. El combate, conocido como el "Thrilla en Manila", fue el último capítulo de su intensa rivalidad que se extendió de 1971 a 1975.
La pelea resultó ser una de las más agotadoras en la historia del boxeo. Ali ganó cuando el entrenador de Frazier, Eddie Futch, detuvo la pelea después de 14 brutales asaltos. Después del combate, Ali no escatimó en elogios para su rival.
"Eso fue lo más cercano a morir que conozco. ¿Por qué querría volver a ver el infierno? Es el mejor luchador de todos los tiempos junto a mí."
La carrera de Ali abarcó 21 años, desde 1960 hasta 1981. Capturó el campeonato mundial de pesos pesados tres veces y acumuló victorias notables contra leyendas del boxeo como Ken Norton, Sonny Liston y George Foreman.
Uno de los momentos más memorables de Ali ocurrió en 1974 cuando se enfrentó a George Foreman en el "Rumble in the Jungle". Pero fue su trilogía con Frazier la que pareció dejar la impresión más profunda en el campeón.
Después del Thrilla en Manila, Ali defendió su título mundial de pesos pesados seis veces más. Perdió ante Leon Spinks en febrero de 1978, pero recuperó la corona de la WBA de Spinks solo siete meses después.
El alto respeto de Ali por Frazier habla volúmenes sobre la intensidad de su rivalidad. A pesar de sus feroces batallas en el ring, las palabras de Ali muestran un profundo respeto por las habilidades y resistencia de Frazier.
La declaración de Ali consolida tanto su lugar como el de Frazier en la historia del boxeo. Es un testimonio del impacto que estos dos luchadores tuvieron el uno sobre el otro y sobre el deporte en su conjunto.