Oliver McCall, el ex campeón de peso pesado conocido como "El toro atómico", ha nombrado a Lennox Lewis como el golpeador más duro que enfrentó en su carrera. McCall compartió esta información en una reciente entrevista con Ring Magazine, reflexionando sobre su impresionante carrera profesional de 77 peleas, donde nunca fue noqueado.
La durabilidad de McCall en el ring es legendaria. Ganó el título de peso pesado del WBC en 1994 noqueando a Lennox Lewis en el segundo round, un resultado que envió ondas de choque a través del mundo del boxeo. El nuevo campeón continuó defendiendo exitosamente su título contra Larry Holmes en abril de 1995, pero lo perdió ante Frank Bruno más tarde ese año en el estadio de Wembley en Londres.
A pesar de enfrentar a muchos golpeadores duros, McCall destacó a Lewis como el que más cerca estuvo de derribarlo. Recordó un momento específico de su revancha:
"Cuando ese hombre me golpeó, iba a retaliar, y me derrumbé. El golpe de derecha que me hitó me hizo tambalearme hacia las cuerdas, y cuando volví podría haberlo agarrado si no me hubiera derrumbado. Pensé, 'Vaya.' Simplemente me apagué."
El golpe al que McCall se refirió ocurrió en el tercer round, casi enviándolo a los brazos de Lewis. Sorprendentemente, este poderoso golpe llevó a un colapso emocional para McCall en lugar de un derribo físico.
La revancha terminó con una victoria por TKO para Lewis, pero no porque McCall cayera al lienzo. En cambio, el árbitro Mills Lane detuvo la pelea cuando McCall se negó a participar, aparentemente teniendo un colapso mental en el ring. Incluso en la derrota, la mandíbula de McCall mantuvo su récord de nunca haber sido derribado en una pelea profesional.
Lewis se convirtió en el campeón indiscutido de peso pesado dos años después, venciendo a Evander Holyfield tras su controvertido empate ocho meses antes. McCall, por su parte, se recuperó del revés y continuó su carrera. Aún compite hoy, una decisión que ha generado cierta controversia dado su edad y la duración de su carrera.
El hecho de que McCall, con su mandíbula de hierro, señale a Lewis como el golpeador más duro que enfrentó habla volúmenes sobre el poder de Lewis. Es un testimonio para ambos boxeadores: Lewis por su golpe devastador y McCall por su capacidad de soportarlo y nunca haber tocado el lienzo en su larga carrera.