Gervonta Davis y Lamont Roach empataron en su combate por el título del peso ligero el 1 de marzo en el Barclays Center de Nueva York. El resultado sorprendió a muchos aficionados que esperaban que Davis ganara con facilidad.
El combate acabó en polémica cuando Davis recibió un rodillazo en el noveno asalto. El árbitro empezó a contar pero se detuvo, dejando a Roach frustrado.
"¡Sigue contando! Sigue contando!" Roach gritó al árbitro. "Estaba concentrado en que el árbitro contara. Cuando le miré en la esquina, pensé: "¿Qué está pasando? Quiero que esto sea un derribo porque debería serlo. Le pregunté que por qué había dejado de contar".
Davis alegó que tenía grasa en el ojo, pero Roach consideró que merecía un derribo. Un asalto 10-8 podría haber convertido a Roach en el nuevo campeón de peso ligero de la AMB.
Los jueces puntuaron el combate 115-113 a favor de Davis y 114-114 en dos ocasiones, lo que dio como resultado un empate mayoritario. Davis conservó su título de peso ligero de la AMB, pero Roach demostró que podía competir al más alto nivel.
Tras el combate, el equipo de Roach apeló el resultado ante la Comisión Atlética del Estado de Nueva York. La comisión decidió mantener la decisión original.
El controvertido noveno asalto dio mucho que hablar. Roach explicó su reacción a las acciones del árbitro durante ese momento crucial, destacando el impacto potencial en el resultado de la pelea.
Este resultado inesperado demuestra que, incluso en los combates de boxeo de alto nivel, puede ocurrir cualquier cosa. El empate deja interrogantes sobre el futuro de ambos púgiles en la competitiva división de peso ligero.