El árbitro Steve Willis fue criticado por no dar por fuera de combate al campeón mundial de peso ligero de la AMB cuando hincó la rodilla en el noveno asalto. Si Willis lo hubiera hecho, el aspirante habría ganado 114-113 en las dos tarjetas y hoy sería el nuevo campeón del mundo.
"Desde nuestro punto de vista, la decisión del árbitro Steve Willis no fue irrazonable. Decidió en tiempo real que Davis no recibió un puñetazo antes de dar un rodillazo y, por lo tanto, el derribo no debía ser registrado", reza un comunicado de la Asociación Mundial de Boxeo.
"Las reglas establecen claramente que si un boxeador se arrodilla voluntariamente, el árbitro le da automáticamente la cuenta hasta ocho. Empezó a contar pero de repente paró. Por otra parte, estaba convencido de que incluso sin el derribo merecía ganar. Controlé el combate, lancé más golpes y aterricé golpes más potentes y poderosos", declaró Lamont Roach.