El aumento de peso de Fury ha dado mucho que hablar. Se pesó completamente vestido, incluso con una chaqueta de cuero. Algunos piensan que se trata de otro de sus juegos mentales, y que en realidad podría ser mucho más ligero.
Los kilos de más han provocado críticas sobre la condición física de Fury. Tim Bradley, púgil del Salón de la Fama y excampeón del mundo, no se guardó nada en su valoración en su canal de YouTube.
"Fury parece gordo y fuera de forma. Se le ve el neumático alrededor de la cintura. Está exactamente igual que cuando peleó contra Ngannou. No parece preparado en absoluto".
Bradley cree que la estrategia de Fury de abultar para intimidar a Usyk no funcionará. Señaló que Usyk no es Deontay Wilder y calificó el movimiento de "estúpido".
"Usyk es un técnico. Usará el movimiento y el trabajo de piernas. Apuntará al cuerpo de Fury y se aprovechará cuando Fury extienda demasiado sus golpes".
El ex campeón predice que Usyk ganará por nocaut, diciendo que ahora entiende cómo luchar contra Fury después de su primer enfrentamiento.
Esta revancha es crucial para Fury. Una victoria le mantendrá en la conversación como uno de los mejores pesos pesados de su generación. Usyk se llevó el primer combate por decisión dividida cuando Fury pesaba 262 libras.
A pesar de las críticas, Fury sabe demostrar que la gente se equivoca. La pelea promete ser un enfrentamiento entre dos de los mejores pesos pesados del boxeo, en el que ambos buscarán zanjar su rivalidad de una vez por todas.