En diciembre, Haney ganó decisivamente a Prograis en un combate de peso superligero dominando desde el principio. Surgió la polémica debido a que Haney aumentó 9 kilos entre el pesaje y la noche del combate, lo que algunos creyeron que contribuyó a mejorar su rendimiento. Según el reglamento, ese aumento de peso no está permitido en la categoría de 140 libras en la que pelearon.
Cuando García derrotó a Haney, él también tuvo problemas con el peso, ya que el día del pesaje estaba un kilo por encima del límite, y resolvió la infracción compensando económicamente a Haney. Sin embargo, García controló el combate de forma decisiva, derribando a Haney tres veces. Prograis subrayó que esta situación era muy similar a su propio problema con Haney, refiriéndose enfáticamente a ella como karma.
"Hubo rumores de que [Haney] utilizó goteros intravenosos y ese tipo de cosas", dijo Prograis en su crítica de la imparcialidad de su pelea. "En mi contrato, era ilegal; no se puede poner tanto peso".
Prograis parece despreocupado por los acontecimientos del pasado, mientras reflexionaba sobre la inevitabilidad de enfrentarse a los resultados de las propias acciones. "Nunca soy de los que se quejan", continuó, señalando una aceptación filosófica hacia estos acontecimientos en la dinámica del boxeo.
De cara al futuro, se habla de la posibilidad de que Ryan García suba al peso welter para enfrentarse a Jaron "Boots" Ennis, tras su exitosa victoria sobre Haney.