Sugar Ray Leonard revela su inesperada elección como púgil más intimidante: "Ni siquiera Tyson puede compararse"

Ronald Crawley 21 de Abril de 2025 a las 16:10

La reputación de "Iron" Mike Tyson como uno de los boxeadores más temidos de todos los tiempos está bien asentada. Irrumpió en escena en 1985 y rápidamente se convirtió en el púgil más formidable en su momento de apogeo. Tyson noqueó a Trevor Berbick en sólo dos asaltos y se convirtió en el campeón más joven de los pesos pesados en 1986. No se detuvo ahí, unificando los títulos del CMB, la AMB y la FIB a la tierna edad de 21 años y 1 mes.

El aura de invencibilidad de Tyson duró hasta 1990, cuando Buster Douglas sorprendió al mundo al derrotarle. A pesar de este revés, el legado de Tyson como púgil feroz permanece intacto.

Sin embargo, Leonard cree que hay un hombre que supera incluso a Tyson en el terreno de la intimidación. En una entrevista en YouTube, Leonard dijo:

"Roberto Durán era más intimidante que Mike Tyson. En la rueda de prensa me miraba fijamente, me empujó, me dio patadas, me insultó, insultó a mi mujer, aunque estaba en español y no hizo falta traducirlo. Cuando le conocí era muy simpático y de repente me dije '¿quién es este tío?".

La valoración de Leonard proviene de una experiencia de primera mano. Duran y él mantuvieron una feroz rivalidad durante casi una década. En su primer combate, en junio de 1980, Duran derrotó a Leonard por el título welter del CMB.

Las tornas cambiaron cinco meses más tarde, cuando Leonard detuvo a Duran en el octavo asalto de su revancha, conocida como la pelea del "No Más". Su trilogía concluyó en diciembre de 1989, con Leonard revalidando su título de peso supermedio del CMB por decisión unánime.

Las palabras de Leonard pintan un cuadro vívido de las tácticas intimidatorias de Duran, desde miradas agresivas hasta enfrentamientos físicos y abusos verbales. El marcado contraste entre la amabilidad inicial de Duran y su posterior hostilidad dejó una impresión duradera en Leonard.

Esta revelación de Leonard añade una interesante perspectiva a la historia del boxeo, sugiriendo que, a veces, la presencia más intimidatoria en el ring no es siempre la del púgil más grande o físicamente más imponente.

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