Usyk controló el combate de principio a fin, demostrando su mayor precisión y dominio del ring. Logró el 42,3% del total de sus golpes, frente al 28,3% de Fury. El jab de Usyk fue especialmente eficaz, con un 34,6% de sus golpes, mientras que Fury tuvo problemas para conectar los suyos, con sólo un 17,3%.
La estrategia del boxeador ucraniano de atacar el cuerpo de Fury dio sus frutos a lo largo de los 12 asaltos. Usyk lanzó un total de 423 golpes, mientras que Fury lanzó 509. A pesar de lanzar menos golpes, la precisión de Usyk marcó la diferencia.
"La precisión de Usyk y su control del cuadrilátero fueron los factores clave de su victoria", declaró el analista John Smith. "Anuló la ventaja de tamaño de Fury con sus movimientos y sus golpes precisos".
Fury tuvo cierto éxito con sus golpes potentes, de los que asestó 100, con un porcentaje del 38,9%. Sin embargo, no fue suficiente para superar el dominio general de Usyk en el combate.
Esta victoria consolida la posición de Usyk como uno de los púgiles de elite del boxeo. Para Fury, la derrota plantea interrogantes sobre sus próximos pasos en la división de los pesos pesados.
La revancha estuvo a la altura de un combate muy esperado, con una batalla táctica que mantuvo a los aficionados en vilo. Los entusiastas del boxeo esperan ahora con impaciencia noticias sobre el futuro de ambos púgiles en el competitivo panorama de los pesos pesados.