Tyson Fury pesó la friolera de 281 kilos para su revancha con Oleksandr Usyk en Riad (Arabia Saudí) este fin de semana. El rey gitano ha engordado casi 10 kilos desde su primer combate, en el que pesó 42 kilos y perdió por decisión dividida.
El enorme aumento de peso de Fury indica un claro cambio de estrategia. Busca aplastar a Usyk, apoyarse en él y atraparlo pronto. El peso pesado británico se presentó en el pesaje con una actitud agresiva, en claro contraste con su habitual actitud bromista.
Usyk, por su parte, se presentó con algo más de 16 kilos, ligeramente más pesado que en su primer combate. El peso del ucraniano parece óptimo para su estilo de combate, basado en la velocidad y el movimiento.
La diferencia de peso entre los dos púgiles ha suscitado el debate entre los expertos en boxeo. Carl Froch compartió su opinión en su canal de YouTube, sugiriendo que la ventaja de peso de Fury podría no ser tan beneficiosa como parece.
"No creo que el peso extra ayude a Fury contra el estilo de Usyk. Predigo que veremos el mismo resultado que en la primera pelea. Usyk hará el trabajo".
La predicción de Froch tiene peso, teniendo en cuenta el estatus de Usyk como potencial grande de todos los tiempos. El ex campeón también mencionó que habló con el promotor de Usyk, quien le aseguró que el púgil ucraniano está muy confiado y bien preparado para la revancha.
A medida que se acerca el combate, los aficionados están impacientes por ver si la nueva estrategia de Fury dará sus frutos o si la habilidad y la preparación de Usyk volverán a asegurarle la victoria. El escenario está preparado para un explosivo choque de pesos pesados en Arabia Saudí.