La carrera de Bruno fue impresionante por derecho propio. Ganó 40 de sus 45 combates, 38 de ellos por KO. Se enfrentó a leyendas del boxeo como Mike Tyson y Lennox Lewis. Después de tres intentos fallidos, Bruno consiguió por fin el título mundial en su cuarto intento, al derrotar a Michael Moorer en el estadio de Wembley.
Pero a la hora de nombrar al mejor, Bruno miró más allá de sus contemporáneos. Eligió a Ali, nacido Cassius Clay Jr., que había revolucionado el boxeo de los pesos pesados con su deslumbrante velocidad y su técnica poco ortodoxa.
La carrera de Ali estuvo llena de momentos memorables. En 1964, sorprendió al mundo al derrotar a Sonny Liston y conquistar su primer título mundial. Volvió a ganar el campeonato de los pesos pesados dos veces más, y terminó su carrera con 56 victorias en 61 combates antes de retirarse en 1981.
"Flota como una mariposa, pica como una abeja. Sus manos no pueden golpear lo que sus ojos no ven. Ahora me ve, ahora no. George cree que lo hará, pero yo sé que no".
El impacto de Ali fue mucho más allá del cuadrilátero de boxeo. Se opuso a la guerra de Vietnam y se negó a ser reclutado. Esta decisión le llevó a ser despojado de su título y a enfrentarse al exilio del boxeo. Pero Ali no se echó atrás y acabó ganando el caso en el Tribunal Supremo.
Ali era algo más que un boxeador. Era un showman que sabía cómo promocionarse. Predijo el resultado de los combates con poemas ingeniosos y utilizó la guerra psicológica contra sus oponentes. Sus combates se convirtieron en acontecimientos culturales que cautivaron al público de todo el mundo.
Incluso después de retirarse, Ali siguió siendo un icono del deporte. En un momento conmovedor, encendió la antorcha olímpica en los Juegos de 1996, demostrando su impacto duradero en el mundo del deporte.
Ali falleció en 2016 tras una larga batalla contra la enfermedad de Parkinson. Pero su legado como "El Más Grande" sigue vivo, como demuestra la rápida y segura respuesta de Bruno.
La elección de Bruno de Ali como el mejor peso pesado de la historia lo dice todo. Demuestra que la verdadera grandeza en el boxeo no se basa sólo en las victorias y las derrotas, sino en el impacto que un boxeador tiene tanto dentro como fuera del cuadrilátero.