El primer combate en Arabia Saudí estuvo muy reñido. Usyk se impuso por decisión dividida tras 12 asaltos en los que ambos púgiles se mostraron hábiles, con un gran juego de piernas y una defensa de alto nivel. El noveno asalto resultó crucial cuando Usyk asestó un gran golpe que casi detiene a Fury.
Fury se tambaleó y parecía fuera de combate. El árbitro le dio la cuenta y ese momento probablemente influyó en la puntuación de los jueces. Después de la pelea, Fury admitió que se confió demasiado y empezó a hacer payasadas, lo que le llevó a quedar atrapado.
En una entrevista con TNT Sports Boxing, le preguntaron si creía que el árbitro había detenido el combate en el noveno asalto.
"No, no, es una pelea por el título mundial de los pesos pesados, indiscutible, al menos un hombre tiene que ir al suelo. Alguien como yo, que ha caído montones de veces y se vuelve a levantar, al menos dame una oportunidad".
Cuando se le preguntó a Usyk por sus pensamientos en ese momento, respondió simplemente: "No pienso en ello".
El combate estaba previsto originalmente para febrero, pero se retrasó cuando Fury sufrió un corte grave al final del entrenamiento. Ahora, Fury debe demostrar que puede cambiar su enfoque para vengar su única derrota. Es conocido por afrontar las revanchas de forma diferente, como demostró al dominar a Deontay Wilder tras empatar en su primer combate.
Usyk, por su parte, ha alcanzado un estatus indiscutible en dos categorías de peso. Limpió la división de peso crucero seis años antes de su victoria en peso pesado.
Desde entonces, los dos campeones han vuelto a ver juntos su épico primer combate, preparando el escenario para lo que sin duda será otra atractiva batalla desde la primera hasta la última campanada.