Fabio Wardley y Frazer Clarke se preparan para volver a pelear este fin de semana. Se enfrentarán en la cartelera de la pelea entre Dmitry Bivol y Artur Beterbiev. Los dos pesos pesados se vuelven a ver las caras después de que su primer combate, en marzo, terminara en empate a dos.
Su primer enfrentamiento fue una guerra a 12 asaltos con los títulos británico y de la Commonwealth en juego. Wardley luchó con la nariz rota y sangrando abundantemente, mientras que Clarke tuvo que recuperarse de un fuerte derribo en el quinto asalto que le frenó.
Wardley, que sigue ostentando los cinturones británico y de la Commonwealth, surgió del boxeo de guante blanco. Clarke, por su parte, aporta pedigrí olímpico como medallista de bronce.
Eddie Hearn, promotor de ambos púgiles, compartió su opinión sobre la revancha en una entrevista concedida a iFL TV.
"Me gustan mucho los dos. Tengo un montón de tiempo para Fabio. Conozco a Frazer desde hace años. Creo que la condición física de Frazer tendrá que ser mejor en este combate. Me preocupa la nariz de Fabio. Hay un poco de daño allí desde la última vez. A veces, cuando tienes esa lesión, es como Brian Rose, cada pelea, después de dos asaltos, era como aquí vamos de nuevo. Frazer tiene que hacer daño temprano, pero Wardley es muy agudo temprano. Creo que me inclino por Frazer, creo que la experiencia que adquirió en el último combate le ayudó mucho. Que gane el mejor".
Hearn señala las preocupaciones de ambos luchadores. Le preocupa la lesión de Wardley en la nariz del primer combate y cree que Clarke necesita mejorar su condición física. A pesar de estas preocupaciones, se inclina ligeramente a favor de que Clarke gane la revancha.
Hay mucho en juego para ambos. El ganador probablemente ascenderá al siguiente nivel en su carrera. Como dice Hearn, el que salga vencedor querrá seguir adelante.
Su primer combate fue una batalla épica que mostró el dramatismo del boxeo de pesos pesados. Los aficionados pueden esperar otro combate reñido este fin de semana, en el que ambos aspiran a saldar cuentas de una vez por todas.