Su primer combate en mayo fue un gran acontecimiento. Era la primera vez en casi 25 años que todos los cinturones de los pesos pesados estaban en juego. Usyk ganó a los puntos, propinando a Fury su primera derrota profesional. El combate tuvo un momento clave en el noveno asalto, cuando Usyk empujó a Fury contra las cuerdas y éste recibió una cuenta de diez.
Tras el combate, Fury declaró que se había divertido demasiado en el cuadrilátero y prometió estar más concentrado esta vez. Ahora está en el campamento, trabajando duro para cumplir su promesa.
Pero Fury no sólo está centrado en Usyk. También ha estado hablando de otro peso pesado, Anthony Joshua. En una entrevista reciente con Boxing King Media, Fury mostró mucho respeto por la trayectoria de AJ. Dijo:
"AJ es igual, ha venido del barrio, de la nada, de padres nigerianos, vino de un país extranjero a Inglaterra. Viene del gueto y se ha abierto camino hasta convertirse en una superestrella mundial. Si eso no merece el 100% de respeto, entonces no sé qué lo merece".
Fury sabe lo que es tener unos orígenes humildes. Contó que Ola Afolabi le regaló un par de guantes de boxeo Winning. Fury usó esos guantes durante cuatro años hasta que se estropearon. Eso demuestra lo lejos que ha llegado en su propia carrera.
Existe la posibilidad de que veamos a Fury y Joshua juntos en el ring el año que viene. Si Fury gana su revancha con Usyk, y Joshua vence a Daniel Dubois en septiembre, podríamos tener ese gran choque indiscutible que todo el mundo ha estado esperando.
Por ahora, sin embargo, Fury tiene los ojos puestos en Usyk. Necesitará toda su concentración para dar la vuelta a la tortilla en diciembre y recuperar su puesto en lo más alto de la división de los pesos pesados.