Canelo tiene un historial de saltarse los mandatos de las federaciones. En 2019, la IBF le despojó de su cinturón por no concertar un combate con Sergiy Derevyanchenko. Ahora, ante una situación similar, Canelo declaró: "Como he dicho, estoy en una posición en la que puedo hacer lo que quiera." Esta declaración se produjo tras el reciente recordatorio de la IBF, el 14 de mayo, de que dispone de 28 días para negociar y formalizar su próxima pelea.
El posible rival, William Scull, está clasificado número 1 por la IBF y posee un récord invicto en 22 combates con nueve nocauts. Entre sus credenciales figuran el haber sido campeón juvenil en Cuba y haber realizado estancias profesionales en Argentina y Alemania. Scull reforzó su candidatura al título al derrotar a Sean Hemphill en el reciente combate del 4 de mayo.
La estricta política de la IBF podría volver a despojar a Canelo de su título si se niega a cumplir su directiva. La organización aplicó recientemente esta norma al despojar a Terence Crawford de su campeonato del peso welter por motivos similares. Esto crea una tensión anticipada entre lo que Canelo quiere y lo que la IBF hace cumplir.