El combate del año pasado entre Josh Taylor (19-0, 13 KOs) y Jack Catterall (26-1, 13 KOs), que terminó con una controvertida decisión de los jueces, tuvo consecuencias de gran alcance en el boxeo británico.
La mayoría de los aficionados al boxeo vieron la victoria del aspirante, que incluso llegó a enviar al campeón al suelo del cuadrilátero. Taylor también fue penalizado por golpear después del gong. Sin embargo, esto no impidió que dos jueces dieran la victoria al escocés. Uno de ellos fue Ian John-Lewis, que dio a Taylor ocho asaltos completos.
Inmediatamente después del combate, John-Lewis fue degradado del nivel de árbitro "estrella A" al nivel "A". Fue este castigo el que llevó al juez a presentar cargos contra la Comisión Británica de Boxeo (BBBofC) por considerar que se le había convertido en chivo expiatorio. Un paso similar -en relación con otro caso- debería dar el segundo de los árbitros, Jeff Hinds.
Tras el combate de Taylor con Catterall, John-Lewis puso en suspenso su carrera profesional en el boxeo. También es conocido por otras decisiones bastante inesperadas, como el empate en la pelea entre Gavin McDonnell y Ray Vargas. John-Lewis también dio nueve asaltos a Anthony Yarde en su primer combate con Lyndon Arthur.